El Ayuntamiento de Val de San Vicente ofrece en la sala de exposiciones de la casa de cultura Villa Mercedes de Unquera, las muestras artísticas sobre vidrio “Caballos en acuarela y lápiz” del artista Rudolf Michael Schmid. Los animales retratados son en parte caballos y potros árabes del centro de la península, pero también hay yeguas del occidente cántabro.
La exposición que podemos ver en Unquera se compone principalmente de cuadros de caballos, realizados en acuarela y en lápiz, trasladando estas técnicas conocidas a su material preferido, el vidrio. Una de las diferencias fundamentales que conlleva este cambio de soporte, es que se pinta en el reverso del cristal que se aprecia como si fuera una plancha protectora del cuadro terminado. Rudolf ha ido exponiendo sus obras en diferentes galerías en Baviera y su capital, Munich, y luego en galerías y casas de cultura de Madrid (provincia y capital). Una vez llegado al norte de España, se han podido ver sus trabajos en Peñamellera Baja, Colombres y Bilbao. Rudolf nació en una familia rebosante de talento y pasó su niñez y adolescencia muy activo en el arte, principalmente dibujando. Explora luego tambíen otros terrenos más técnicos, inventa un ajedrez triangular de “dimensionalidad fraccionada”, le gustan las matemáticas y la física y defiende que las ciencias exactas, el arte y el humor se llevan bien. Después de un aprendizaje como “pintor de vidrio y porcelana”, que termina en tiempo récord y como mejor de su promoción, dedica parte de su tiempo a investigar y experimentar con las clásicas y las nuevas técnicas artísticas del ennoblecimiento del vidrio. Trabaja tanto el fotorealismo como la abstracción, utiliza igualmente el papel como el vidrio de soporte para sus creaciones, y más adelante se adentra en el terreno de la escultura en vidrio laminado (múltiples capas de vidrio plano, unidas mediante un pegamento especial). Elabora su forma particular de trabajar con ésta materia, tomando prestada alguna que otra faceta de sus conocimientos de pintor y disfruta llevando la talla del cristal hacia una extrema delicadeza.